Su vida no fue algo tan distinto a la de los demás, el típico caso en la historia de un niño que al entrar a esa superficie cubica su mundo se transformó. Pudo experimentar los colores y los gigantes trenes que lo rodeaban, y al entrar ahí y dejar su vida en el mundo real, a donde su padre lo maltrataba y su madre era loca de las pastillas, el encontró la felicidad.
Solamente se quedo ahí, en ese mundo en el cual el había vuelto a nacer esta vez con las cualidades del héroe. Ya había vencido a los dragones y a los inmensos ogros inmundos, había salvado a Hustermut mientras que este lo había salvado a el.
Los años pasaron y la fuerza y sentimientos despertaron al héroe de toda la gran ilusión, tuvo que aprender de repente como era el mundo real y a los antagonistas que debía enfrentarse. No podía volver a ingresar, Hustermut se había ido de su espíritu, ya no era un niño y debía prepararse por que las cosas volverían a ser distintas.
Memoria, eternidad. Manifiesto
Hace 11 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario