jueves, 16 de septiembre de 2010

El trigésimo planteo de la octava revelación

La planta:

Espectro cósmico de luz, bola enérgica, mono, barba, milagros, fortunas inesperadas, maleficios, mono, brujerías, conexión con el medio natural, políticos, la misma nada que a la vez forma su todo, monos.

La cuestión en si implica una desvirtuación de nuestro mismo contenido, somos esclavos de una magnitud nociva irreparable, mientras decidimos viajar a la nada a la vez hemos conocido el todo, es decir, al tratar de descifrar el código que te manipula estas siendo manipulado por otro tipo de código, el de el supuesto pensamiento, o las palabras, como yo en este momento.

La nucleosidad del enigma:

Historia: realidades retocadas con materias putrefactas, cuestiones pasadas que nos harán reparar el daño futuro.

Son puntos de vista personales los que navegan dentro de la carne, a veces podemos considerar que una vuelta hacia el futuro es en realidad la experiencia de uno de tantos presentes.
Estamos rodeados de distintas visiones, de distintas realidades subjetivas que no han sido investigadas, más bien frenadas por un puñado de impotentes mentales que por códigos de etiqueta han hundido a muchos grandes sin dejarlos resplandecer en su totalidad, suponiendo que estos grandes “hayan sido grandes”

La ultima noción del tiempo:

¿Desde cuando existes tiempo?

Es mi única pregunta, cuando es que se ha adentrado en mi vida, cuando ha decidido mi cuerpo jugar entre la glándula por la noche es un gran misterio. Será que la luz refleja la molestia a mis retinas, ¿o solo lo hemos creído? ¿Sera que la oscuridad nos reflejará su luminosidad cuando apaguemos las luces?

No creer el tiempo, no creer el dinero, no creer el dios, no creer la palabra.

Hay una sola forma de lograrlo, claro que con un buen uso de la semántica, un Díos que te respalde, algo de dinero y con una inmensa cantidad de tiempo.

Obviando que todos estos sean inexistentes.