Aquella conchuda noche memoricé sus ojos, brillaban encandilándome
opacando a cualquier tucu tucu.
Prendí una flor en la pipa de agua, suave dulzona, en una casa ocupada por un par de chetos zurdos o algo asi como anarquistas oligarcas a donde tocaban unos guachos que hacían como una electrónica con aires de polca. En fin, sentado ahí fumando suave, dejé la pipa, saque uno armado y se lo pase a la chica de al lado. Tocó mis dedos resinosos y su energía me chispeó electricidad estática causándome el reflejo de alejar rápido la mano.
Prendí una flor en la pipa de agua, suave dulzona, en una casa ocupada por un par de chetos zurdos o algo asi como anarquistas oligarcas a donde tocaban unos guachos que hacían como una electrónica con aires de polca. En fin, sentado ahí fumando suave, dejé la pipa, saque uno armado y se lo pase a la chica de al lado. Tocó mis dedos resinosos y su energía me chispeó electricidad estática causándome el reflejo de alejar rápido la mano.
Yo: Ura.
Ella: ¿Ura?
Yo: Jaa, una
expresión no más.
Ella y yo: Jajajaja
Ella le pasa el porro
a su amiga.
Pienso disfrutando el cielo y sentado junto a una Orgonita
sagrada que se embruja del placer del humo dulce; Todos se besan menos yo, ¿Será que no me besan porque estoy tirado
pensando lo putxs que fueron nuestras generaciones pasadas?
Me levanto. Vuelvo en sí, esa flor era la última con sabor a
limón… Me tiro al suelo nuevamente, miro al costado, el angel sigue ahí. Antes de pasarme el churro le da otra seca, mi
corazón explota, bombea fractales colorinches. Me puenteó una seca, somos almas gemelas.
Yo: La concha de la lora. ¿Esto es el amor?
La sensación se hizo muy fuerte bordeando lo que llaman "el extasis" continuó en ascenso hasta superarlo y convertirse en algo nuevo. El
angel comenzó a desaparecer transmutando su rostro en el de mi mejor amigo.
Pero no pude olvidar ese rostro en armonía, esa manera de ser hermosa por
varios minutos.
Mauro: ¿Estas
bien?
Yo: ¿Qué? ¿Y la
hermosa?
Mauro: Jajajaja
¿fuerte la salvia no?
Caigo en cuenta y me
hablo solo.
Yo: Jajaja que
boludo.
De repente en esa casa
ocupada por chetos zurdos entra ella. El ángel de mi puto flash. Me mira raro,
con un auge reptiliano le titilan sus pupilas.
¡La concha! Me digo…
Tenian razón los adivinos.