lunes, 19 de septiembre de 2011

Mierda




Un ensayo experimental sobre la rosca
(Y no de pascua)


Introducción:

Era el día esperado, todos los conchudos planetas se alineaban para recordármelo, pero yo los ignoraba por la dejadez propia del ser mas que por falta de instinto, un viento de la puta madre empezó a vomitar miles y miles de hojas trayendo kilómetros medidos en toneladas de tierra a mis ojos;

 Los cerré,
  Los abrí,
   Los cerré,
    Los abrí.

  Continué hasta que empezaron a lagrimar, la basura se fue y eso me dejó un poquito mas despierto. Me di cuenta nuevamente que ese era el día, me levanté, Salí al viento, la luna mas que mirarme me olía y susurraba al costado mío que lo increíble de las dimensiones no se atesoraba en su estructura, sin entender la ironía de una luna secreteando no le presté atención.

Llegamos al lugar, nos sentamos, un ser muy extraño nos trataba con amabilidad, nos trajo agua, luego un poco de soda y al verme cara de hambriento sumado a que la luna no estaba llena  se puso a hacer un revuelto gramajo, puso música. La luna inestable ya, me golpeaba la pierna y me decía:

Luna: ¡Apura paja, apura!

Llegó el que tuvo que llegar, me mostró unas consolas de audio que tenia, la intensificación perceptiva a la que sus bocinas te arrimaban era un acto de magia por el cual la gente no paga en los teatros, hablamos, me contó algo sobre el sonido, le dije que mi amiga estaba apurada y nos fuimos.

Planteo:

La percepción, un asunto difícil de ser percibido:

En el camino el satélite no cesó de generar pregunta tras pregunta afirmándose las respuestas negativas a si misma, llegamos a mi casa, charlamos, fraccionamos la víspera del ultimo ensueño, la catarsis se nos fue al rato, pues no entendíamos el nudo simbólico que nos acarreaba a caminar, ahí mismo nos abrimos mas con la luna y comprendimos esa situación de satélite que ella llevaba y el por que de sus verdades y mentiras sociales, debatimos, escuchamos y opinamos uno sobre el otro, como un debate hecho de loops, traspasando cualquier trasfondo optimo, comprendimos la mierda única, éramos luces que se adentraban en un estimulo ahuecado con mas estímulos, éramos el saber mismo.

 A partir de ahí abandonamos el cuerpo y nos fuimos,  las luces se hacían estupidas por las caras que las alumbraban, los sonidos, intensos, medio putos por partes, seguramente también se debían a la gente que les daba su escucha, inmundicias de freaks que dejaban de existir a cada segundo y se aparecían nuevamente en un ángulo exageradamente aberrante.

¡Mierda! Ahí comprendí lo increíble de las dimensiones, la puta madre, estaba frito, estaba todo adentro… Y no pensé nunca en vomitarlo, estaba pasado, hecho un demente.
  Un sádico con ganas de violarse una cabra me dio ideas interesantes, pero las luces volvían a ser estupidas y los sonidos cada vez más putos y freaks. Especies de bolcheviques ciber punk con cortes de francesitos aclamaban a su semi dios humano, levantaban las manos como si fuese que había un puto Peron dentro de la noche, alguna secuela de Eva, algún indicio de que lo mas grande fue su mismísima esencia.

Conclusión:

¡Basta!

Caminar,
   Caminar,
              Aire,
Humo,
 Caminar,
         Humo,
Aire,
    Caminar,
Aire.


Restringir por demás de todo el contacto visual que nos han inventado, restringir la mirada, nos llevará a ver lo que no hemos imaginado antes, las formas en todas sus apariciones no dejan de ser nuevas, a cada segundo, a cada milésima se nos dibuja aquí adentro una nueva figura que nadie ha inventado antes, acudiendo al concepto alternativo del color, representándose en tu tacto, nuestro tacto. Generando dentro de este mismo una historia de amor fallada que por moraleja me enseñó a valorar a la vida, a ese cuerpo inexistente y a darme cuenta de que si hay campaña política, no habrá hambre por las calles mas reconocidas entre esos condenados días. Nuevamente el vomito del viento aparece, pero ahora acarrea una nube de repasadores intransigentes que se posan cerca de mí y me rodean enseñándome nuevamente a valorar la infinita cantidad de amor que aun existe en el mundo.
 ¡Mierda repito! Esta explosión de colores se me atesora dentro de mí y me enseña que todo lo que me han enseñado no ha sido en vano, por que por más óbice que sea la cuestión he podido negarla, y adentrarme nuevamente en otro tipo de conocimientos que han desembocado en el eterno legado de las incoherencias. Aquí mismo es el descubrimiento de uno, en el aquí y ahora constantemente.
No importa irse, estando aquí o para allá, importa descubrirnos en el inmenso campo de nuestra única y por que no ultima desnudez.