lunes, 23 de febrero de 2009

Carne fresca

Los listos lo vieron pasar, notaron en su rostro la excesiva falta de arrugas y se aprovecharon de su inocencia. Prometieron grandeza y revolución, quitar el dolor, demostraron su insignia y este se enamoró. Sus ojos se cerraron y actuaba en cada demanda, sin saber de el gran líder el usó todas sus remeras, así fue creciendo el joven comprado por falsas ideas, su cerebro fue adquiriendo esa extraña habilidad de mover unos cuantos mas, de llevar en carrozas a los mas pequeños, de transformar a cada mente débil, de reconocer a simple vista la carne fresca, esa que está lista para arder en la hoguera por lo que esto generó la creencia de que debía ser un líder, de ser omnisciente. Nunca este se dio cuenta de cómo se había vendido, siempre habló de sus ideales sin conocer si quiera sus actos, la subversión lo invadía, quería luchar, quería enfrentarse. Un nuevo día un hombre llegó y le cuestiono sus conocimientos, este le explicó su propia ignorancia, la vergüenza quitó ese ser cerrado que llevaba dentro de él permitiéndole escuchar sabias palabras de alguien mayor, por lo que este lo convenció de apoyar a su asociación neoliberal. Y nuevamente la carne cayo al asador dorando su costura para cambiar la apariencia. Por tener tantas ideas este nunca entendió que así mismo se había destinado a ser una marioneta en busca de hilos por toda la eternidad